Esperas y presagios en Paisajes de luz
Javier Tafur González

«Escribe el poeta entre el dolor y gozo de nombrar». La anterior afirmación de Marco Fidel Chávez es cierta en la escritura de Jonathan Alexander España.
Estas breverías, hermanas del haiku, de contenido doliente y gozo estético, son cortantes como el diamante y dolorosas como la herida, audibles como el quejido, y otras veces sorprenden al lector con haikuentos fantásticos que producen admiración.
Jonathan está atento al mínimo detalle: con preocupación de orfebre cuida las huellas invisibles del verso, los movimientos apenas perceptibles, grandes sucesos en minúsculos espacios; descripciones, metáforas y sinécdoques afortunadas; masacres delatadas por luciérnagas, el vacío de la noche. Las esperas son tremendas, definitivas y los presagios funestos, el color de un ruido feroz, lágrimas que suben el nivel del naufragio, palabras de agua y de niebla.
Todo esto lo encontramos en sus poemas, en los que expone su alma a la inmensidad del universo dando cuenta de la chispa, de la luz, de la sombra y los contrastes, o del reflejo, de los seres que pueblan el paisaje. Una joya hecha de sílabas y viento.
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Prólogo de Paisajes de luz, de Jonathan Alexander España (El Taller Blanco Ediciones/Editorial Avatares, Colección Voz Aislada, 2021)