Verdad dice quien sombra dice de Christiane Dimitriades

03.02.2025

 María Clara Salas 

Christiane Dimitriades  (El Cairo, Egipto, 1953). Poeta, licenciada en Filosofía.
Christiane Dimitriades (El Cairo, Egipto, 1953). Poeta, licenciada en Filosofía.


La lectura del último poemario de Christiane Dimitriades: Verdad dice quien sombra dice (Colección Voz Aislada, El Taller Blanco Ediciones, Colombia, 2024) me ha llevado por diversos caminos.

Quisiera centrarme en el proceso creativo de este libro. Para el título, Dimitriades escoge un verso del poeta rumano Paul Celan. El verso aparece en el contexto siguiente:

"Da a tu proverbio también sentido: dale sombra"(…)

"Verdad dice quien sombra dice" (Paul Celan).

La palabra verdad podemos relacionarla con búsqueda de sentido, pensamiento filosófico, reflexión. La verdad se posesiona del sentido a través de la imagen poética. ¿Se sugiere que la pretensión de verdad es sombra? ¿Se propone que la verdad está en los modos del decir poético? La duplicidad es ineludible. Hay duplicidad en las formas de conocer y en las formas de la escritura y por supuesto en nosotros mismos.

Christiane no sólo cita a Celan para documentar la presencia de la sombra como tema esencial de la relación entre filosofía y poesía sino también a Borges, a Nietzsche, Da Vinci y Platón. En Nietzsche, el término sombra da origen a sus reflexiones sobre las máscaras del ser humano y la voluntad de superar las contradicciones. Para Borges la sombra es símbolo de lo inefable. Celan piensa en las sombras como metáforas de la incertidumbre. Sabemos también que la metáfora de la sombra aparece reiteradamente en los libros, llamados sagrados, de la Torá, la Biblia y el Corán.

Dice la poeta:

El dios que me acompaña recupera su habla cuando la

escritura desciende, oblicua, sobre la hoja de papel.

Lo oblicuo es distinto a lo vertical. El dios pertenece a la poeta como numen o inspiración, sin embargo, la escritura es un proceso no inmediato sino trabajado, pulido, pensado como obra de arte. En un poema del libro sobre un texto del Tratado de la Pintura de Leonardo Da Vinci, leemos:

La sombra destruye la materia, sólo conserva su forma

más depurada, su esencia. En su Tratado de la pintura

Leonardo habla del infinito poder de la sombra al privar por

entero a los cuerpos de luz. La luz nunca logra expulsar toda

sombra de los cuerpos.

El libro Verdad dice quien sombra dice está compuesto por 25 poemas en prosa, separados por viñetas, no hay títulos que los encabecen o números que indiquen sucesión. No hay epígrafes, hay citas y reflexiones sobre los autores seleccionados que se incorporan a los poemas y conviven con la voz poética de la autora. La lectura de estos poemas no puede hacerse en forma lineal. Frecuentemente hay que devolverse, tomar del pasado fuerzas, regresar a la inspiración primitiva.

El proceso creativo no se distancia de la realidad. Se concreta en la hoja de papel, pero es un trabajo, un producto artístico, una herencia literaria, lleva una historia milenaria en sus venas.

El poema que abre el libro ubica una escritura hecha en el trópico y sus coordenadas. El segundo poema da cuenta de un rechazo a los lugares comunes asociados a lo tropical:" La claridad se exhibe con tanta impudicia que camufla su verdad". Al exponer su relación con la naturaleza, la poeta la sitúa más bien del lado del arte, del producto artesanal o artístico:

Mi relación con la naturaleza, que a veces percibo como extraña y

hostil, se me ha dado únicamente a través del artificio, de la

copia, vale decir, de una segunda realidad: toda reproducción

es menos cruel y menos riesgosa.

Son diversas las manifestaciones del fenómeno artístico y filosófico que aparecen en este poemario. La escritura es el elemento de la poeta: un océano inquieto y silencioso. Hay de parte de la autora un dominio privilegiado de las expresiones literarias: narración, guion, aforismo y sobre todo del discurso poético.

Para Christiane, la escritura es recuperación, es la puerta abierta a la libertad del espíritu. Una escritura oblicua no propone sentidos únicos. Como hizo saber, en una de sus respuestas a la entrevista que le hiciera Zara Fermín para la revista Teatro, Dimitriades entiende la escritura como una vía de conocimiento, toma de consciencia de sí misma y de los demás. El diálogo con todos no puede faltar. Este diálogo se nutre de la lectura de numerosas obras de arte, poetas y narradores, pinturas, filósofos y experimentos lúdicos. Según algunas teorías, la creación artística posee una mayor realidad que la natural. Un desdoblamiento íntimo es necesario, un descuido del centinela que nos atrapa en la racionalidad y la consciencia fingida permitirá la liberación del espíritu. Hay una gran consciencia de los beneficios que nos aportan los bienes espirituales de los demás.

Es así como se aprecia en su contemplación de la pintura del caballo blanco de Théodore Géricault. Contemplación que se transforma en un poema que representa uno de los momentos más intensos del libro por su intertextualidad y líneas de sentido. La pintura la remite al diario imaginado en el que la poeta Andrée Chedid se apropia de la voz del pintor y copia las preguntas que se hiciera poco antes de que su enfermedad lo llevara a la muerte:

"¿Cómo definir mi existencia? ¿Habría yo solamente vivido a la sombra de sus sombras? ¿O bien me habría beneficiado de sus rayos, de esa llama singular, eterna, emanada a la vez de una obra y de un amor?"

El libro de Christiane Dimitriades nos entrega una obra de arte. Su composición sigue un entramado o trayectoria que la autora comparte plenamente con sus lectores. Hay locaciones, señaladas desde el comienzo, tiempos, coordenadas tropicales, que hacia afuera se resuelven en dos estaciones de las que la autora se aparta: las lluvias que todo lo borran y la excesiva luz, la luz cegadora. La verdad no será asociada a estos extremos, tampoco estará bajo la sombra de los árboles, porque el reino vegetal tiene su propia ontología. Los productos humanos, la liberación del espíritu capaz de entregar obras de arte, discursos filosóficos, ciencia, técnica son esos absolutos que dan sombra.

El libro "Verdad dice quien sombra dice" formado por poemas sobriamente hilvanados, que dialogan entre ellos mismos y sus lectores, son poemas que dan sombra, dicen sombra, construyen una verdad extramoral como diría Friedrich Nietzsche.

La voluntad compositiva que se aprecia en el poemario, la franqueza con la que se comparten las formas, las citas de los autores, que se unen a los poemas, revela el deseo de confiar a los lectores los propios procesos creativos y esto es algo muy importante y generoso. Alguien que ha vivido a la escucha de grandes escritores y maestros posee una voz que nos despierta.