Falla de borde o el país de las hojas secas
Elisa García Troconis

Es como estar en un lugar que no tiene
gracia por sí solo,
apariencias de hojas secas regadas
por un piso donde abundó la siembra.
LMP
Lo terrible del tiempo es el inevitable futuro y el olvido del pasado. Leer Falla de borde (1) de Luis Manuel Pimentel, me abrió la herida, esa que estaba quietita pero que claramente es una falla propensa a los movimientos repentinos.
Creí haber dejado en el pasado a mi país, Venezuela. Porque mi realidad en Buenos Aires es otra, hoy tengo agua y electricidad (lo básico), gracias a todo lo que no funcionó allá, me permitió moverme sin remordimientos.
Los amigos se fueron al aeropuerto
a buscar nuevos caminos en otros países,
a vivir comodidades y lujos,
a tocar el sueño de pasear en trenes,
viajar por buenas autopistas y aviones,
respirar otro aire distinto a pólvora e incendio.
Los amigos me escriben
preguntándome cómo va todo por allá,
si las cosas han cambiado.
Me pregunto, ¿cómo hemos podidos aguantar tanto tiempo?, deglutir más rabia y frustración que comida digna, disparar odio al blanco equivocado porque nunca supimos el correcto, resolver asuntos que no debimos resolver nosotros. Regar las hojas secas se transformó en migrar, y al mismo tiempo es no regar nada nuevo en el mundo. Yo creo en la patria como creo en mi madre, pero a mí me la mataron antes de conocerla: ¿Los españoles? ¿Los burgueses? ¿La V república?
Vengo a reconquistar estas tierras
que algún día heredaron.
Con todo el dinero robado
te las puedo comprar,
y darte tres veces la cifra
planeada en tu mente.
Hay decisiones con punto de no retorno. Hay quienes riegan aún las hojas secas dentro de nuestro país, como lo hace mi padre que aún va a esa oficina universitaria donde las letras siguen muertas y su ímpetu intacto como el sueldo de los profesores.
El profesor universitario se metió la mano
en el otro bolsillo y sacó el comprobante de pago.
Se sentó en el banquito de la plaza La Moneda,
a pensar seriamente, en la filosofía de los pobres.
De almuerzo un plátano crudo comido a escondidas en un transporte público deficiente camino al trabajo, el cual está sobrecalificado e infraremunerado. Sacrificios que hizo para que su hija pudiera estudiar medicina en una universidad pública porque la educación es gratuita, pero el costo de la vida compensa esa gratuidad.
Recuerdo que mi hermana se tuvo que poner fuerte, con brazos desarrollados para defenderse por si la querían colear en la fila del supermercado; no era una opción regresar a casa sin comida para el hijo.
Abren la nevera
los niños tienen hambre
están ansiosos.
Nos vamos quedando sin nada
tanque
en
emergencia.
El trueque se convirtió en una forma de vida, si es que se le puede llamar vida a la supervivencia, como quien intercambia barajitas de un álbum ridículo y siempre tienes las más repetidas y te toca entregar 10 y recibir 1. 10 kilos de arroz por 1 kilo de leche. A veces cuesta entender que ya no eres bien recibida en casa ajena.
A veces, es mejor no visitarlos
a la hora del almuerzo o cena,
nos van a dar lo que no tienen
para sentirnos bien.
El tiempo
de agasajar cambió.
Tuvimos que aprender a cocinar 10 versiones con sólo dos ingredientes. Tener la suerte de no perder peso. ¡Que vivan los carbohidratos!
En medicina hay un fenómeno que le llamamos mejoría premortem: "La mejoría de la muerte o lucidez terminal es un fenómeno en el que una persona que se encuentra en las últimas etapas de una enfermedad terminal experimenta un aumento en su lucidez y en su capacidad para interactuar con su entorno". (2)
Creo que Falla de borde es un libro que zigzaguea en la mejoría premortem de un país que se volvió absurdo y no ha muerto, lo veo como en el limbo y esta agonía ojalá, no sea eterna.
***
Referencias:
(1) Luis Manuel Pimentel, Falla de borde, El Taller Blanco Ediciones, Cali, Colombia, 2023.
(2) MentSalud. Lucidez terminal o mejoría antes de la muerte ¿Existe realmente?. De: https://www.mentsalud.com/la-mejoria-de-la-muerte-o-lucidez-terminal/
* Elisa García Troconis, médica graduada en la Universidad Rómulo Gallegos de Venezuela, migró a Buenos Aires, donde desempeña su profesión desde 2023.